Soñar cuesta sudor
Tomado: www.labandadeldiablo.net Muchas veces me he preguntado el porqué de nuestra pasión desbordante por La Mecha y cada vez, encuentro una explicación diferente que aumenta la lista de justificaciones racionales para este amor irracional. Intentar contar aquí, en este editorial, todas las ideas sobre este tema es imposible, por eso, sólo escribiré sobre una:
Hay un fenómeno único en la historia del América que lo diferencia de los demás clubes colombianos, y es ese aura de maldición que lo ha rodeado casi desde sus orígenes. Durante más de medio siglo, la hinchada del América vivió tras un sueño casi imposible : ser campeones de Colombia. Un sueño que año tras año se escapaba de las manos y que llenaba a los americanos de un fervor tan inexplicable como la obsesión por aquel amor adolescente por esa muchacha que nunca se fijó en nosotros o por esa mujer que conocimos sólo en las pantallas de la televisión. Pero el sueño se cumplió. Tal vez gracias al exorcismo a la maldición de garabato o tal vez a que existe justicia en este mundo. Yo creo que se cumplió por el sólo hecho de soñarlo con suficiente pasión. Luego de ser campeones consecutivamente y de demostrar que no había rivales dignos en este país, la hinchada necesitó de otro sueño para vivir y lo encontró en la copa libertadores. Por eso al pueblo rojo no le importa ya ganar este mal hecho torneo nacional, ni ganar partidos contra equipos que, fuera de nuestras fronteras, nadie conoce. Por eso la hinchada sólo vive para la copa. No importa que la ganen primero otros equipos colombianos, como nunca importó, hace cincuenta años, que otros fueran campeones de nuestro país. El sueño rojo es único y no depende de lo que pase con los demás. La hinchada está viviendo por un sueño diferente al de antes de aquel 19. Pero cuidado, que se nos está olvidando soñar. Recordemos que somos la única hinchada que es capaz de vivir por un sueño inalcanzable y que soñar no significa sentarse a esperar a que la victoria llegue. Soñemos como nos enseñaron a soñar los viejos hinchas apasionados de la década de los sesentas, porque para nosotros los americanos, soñar significa ir a la cancha sin importar contra quién se juegue. Significa no mirar la tabla de posiciones, significa no comparar las nóminas. La historia nos enseñó que para festejar, primero tenemos que soñar años y hasta décadas y finalmente cuando menos lo esperemos, como ocurrió en 1979, la copa será nuestra, no importa cuando. La nueva raza de hinchas tiene la obligación de hacer respetar la herencia de hinchada soñadora que nos legaron los viejos, muchos de ellos haciendo barra desde el más allá. Y así como ellos cumplieron su sueño de ser campeones, nosotros cumpliremos el nuestro, pero con un aliciente nuevo: tenemos al Barón Rojo para hacer de nuestra presencia en el estadio una experiencia alucinante sin importar lo que pase en la cancha. Entonces muchachos, a soñar despiertos en la tribuna cantando, saltando y aguantando no importa que sea contra estos insignificantes equipos colombianos. Porque ya sabemos que de ello depende que se cumpla nuestro sueño y cuando eso ocurra... bueno... quién sabe... ¡nos tocará soñar con ser campeones del mundo! |
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